La mujer yacía en el departamento de emergencias, en terrible dolor por un desgarre en el estómago.

Ella necesitaba cirugía para salvar la vida.

Pero cuando el cirujano traumatólogo se presentó y explicó la operación, ella esquivó la mirada y dijo: «Realmente no quiero un médico negro. ¿Habrá alguien más por acá?»

Para el doctor Charles Gibson, cirujano de cuidados críticos en el Hospital Butterworth de Spectrum Health, no era el primer encuentro con el racismo.

Y le contestó con calma: «Señora, soy el único cirujano de guardia. Esta noche no hay posibilidad para recoger una segunda opinión», dijo. «Me dará gusto salvarle la vida, pero usted decide».

Media hora después, la mujer pidió que el doctor Gibson le realizara la cirugía.

El racismo en la atención a la salud no siempre se hace presente de manera tan obvia. A veces, ocurre en forma de actitudes desdeñosas y preguntas escépticas dirigidas a médicos, enfermeras y otros afrodescendientes miembros de algún equipo de atención a la salud.

Una doctora afrodescendiente discute un problema de salud con su paciente, solo para que se le pregunte cuándo llegará el ‘médico de verdad’.

Una enfermera afrodescendiente llega a la habitación del paciente y se espera que recoja basura o entregue comida.

A menudo, el racismo proviene de colegas en comentarios y acciones inapropiadas o irrespetuosas, como preguntas escépticas sobre su juicio médico o un insulto sobre el estado natural de su cabello.

«Creo que lo más nocivo para mí son las micro-agresiones, cuando existe esa clara sensación de que la gente de veras cree que no perteneces o que llegaste a tu posición debido al favoritismo o que no estás calificada para tu posición», dijo la doctora Lisa Lowery, pediatra que se especializa en medicina para adolescentes; también sirve como decana adjunta para la diversidad en la Facultad de Medicina Humana de Michigan State University.

El racismo retumba a lo largo y ancho de la comunidad, bloqueando los pasos de profesionales médicos afrodescendientes al tiempo que compran, conducen, disfrutan o simplemente viven de forma cotidiana.

«Existe ese estrés que llevamos a cuestas mientras conducimos nuestras vidas», dijo la Dra. Lowery. «Cuando de manera sutil o no tan sutil la gente te hace sentir inferior, esa es carga adicional con la que tenemos que lidiar». Aprenden a compartimentar sus sentimientos en el trabajo, para que puedan concentrarse en su misión: cuidar pacientes o no tan sutilmente te hacen sentir ‘menos que’, esa es una carga adicional con la que lidiamos».

Aprenden a compartamentalizar sus sentimientos en el trabajo, a fin de poder concentrarse en su misión: atender pacientes.

Cuando el doctor Gibson realizó una cirugía a la mujer que no quería un médico afrodescendiente, este le brindó la mejor atención posible.

«No juzgo a las personas en función de sus creencias», dijo. «Si vienes al hospital, te atenderé de la misma manera que atendería a mi propia madre, porque ese es el juramento que hice: cuidar a todos mis pacientes de la misma manera».

«Siempre vamos a hacer lo correcto para nuestros pacientes», asintió la doctora Lowery. «Por eso hacemos lo que hacemos».

Pero los encuentros con el racismo—de lo manifiesto a lo sutil—tienen un costo físico y emocional en los profesionales de la salud de origen afrodescendiente. Después de dedicar años a la educación y desarrollar destrezas, dedicando sus vidas a salvar vidas, aun son rechazados a la primera impresión debido al color de su piel.

El impacto se siente especialmente en estos días. Al tiempo que luchan en la línea de defensa contra la pandemia de COVID-19; el video de George Floyd muriendo bajo la rodilla de un oficial de policía proporciona un doloroso recordatorio de la desigualdad racial y la injusticia en Estados Unidos.

Kandace Ward, asociada médica, se siente dolorosamente distanciada de sus colegas de tez blanca cada vez que debe regresar al piso devastada por la violencia e injusticia que se reproduce el video del asesinato de una persona afrodescendiente, como Floyd.

«Todos los demás están en el pasillo, preguntándome alegremente: “Oye, Kandace, ¿cómo estás?» Y me duele en el interior porque acabo de ver otro reflejo de la opresión sistémica de las personas que se parecen a mí».

Pero recordó las lecciones que aprendió de sus abuelos: hablar de racismo incomoda a los demás. En el pasado, dice: «Me ponía los pantalones de niña grande y sonreía. No estaba siendo honesta con relación al repetido y verdadero desconsuelo que sentía».

Extendiendo puentes

La enfermedad del racismo sistémico se ha enconado por mucho tiempo, y nadie sugiere una cura rápida. Pero un plan de tratamiento debe surgir de todos los sectores de la sociedad, incluyendo a personas de tez blanca.

«No podemos resolver la inequidad si solo llamamos a la mesa a las personas que están siendo afectadas por la inequidad» indica Kenyatta Curry. «Si queremos hacer esto, necesitamos poner todos manos a la obra».

En sus 23 años como enfermera, Curry a menudo es la única persona de color en su equipo médico.

«Sientes que debes trabajar un poco más duro”, dice. «Porque resalta como un pulgar inflamado».

La vocación de Curry le ayuda a afrontar el racismo en su trabajo.  Además de brindar compasión y atención médica, ella espera reducir la brecha racial y vencer los estereotipos y sus efectos negativos.

«Cuando ves enfermeras que lucen un poco diferentes a ti, está bien», dijo Curry. «Por eso estamos aquí. Porque nos importa. Intentamos rescatar el día para todos».

Los compañeros de trabajo que te respaldan marcan la diferencia, indicó.

Ese es el caso de su puesto actual en Spectrum Health Limb Care and Wound Healing Clinic.

«Trabajo con un equipo fenomenal. Cuando surgen esos problemas, ya sea racismo o sexismo, no lo barremos bajo la alfombra» dijo. «No negaremos lo obvio y vamos a hablar sobre los temas y vamos a confrontar esos asuntos antes que se salgan de control».

Erica Michiels, una doctora de tez blanca compara los problemas del racismo con la violencia contra las mujeres. La Mujer no puede cambiar los estándares culturales que determinan el comportamiento de los hombres por cuenta propia.

«Se necesitan hombres y mujeres para resolver el problema» indica.

De igual manera, para corregir las injusticias del racismo, «los blancos tienen que ser parte de la solución» dice la doctora Michiels, especialista en medicina de emergencia en Helen DeVos Childen’s Hospital de Spectrum Health.

«¿Cómo podemos decirles a las personas que han sido tratadas de manera desigual durante cientos de años, ‘Bueno, ahora es tu problema; tienes que resolverlo?’ Debemos convocar a todos a la mesa para resolver este problema».

Nastaciea Robert, directora de servicios para el centro de atención a los usuarios en Spectrum Health, recuerda un incómodo episodio con una compañera de tez blanca en el trabajo.

Cuando Robert usó un vestido nuevo un día, la otra mujer la felicitó con entusiasmo. Pero ella rápidamente agregó un insulto—dejando en claro que, si bien le gustaba el vestido, no aprobaba el peinado natural de Robert.

Robert respondió de forma educada, y le explicó a la mujer la importancia cultural del cabello en las comunidades afrodescendientes y mestizas.

Sin embargo, añadió, «al principio fue bastante traumático. Realmente sentía como si estuviera tratando de anular mi identidad».

Cuando ocurren situaciones como esa, los aliados pueden ayudar fijando su postura, dijo, por lo que una persona de color no tiene por qué afrontar la situación por sí sola.

«Lo que en verdad seria de extrema ayuda es ser valiente. Delatar la verdad impopular. Oponerse» dijo. «Si tienes una corazonada y no sientes que es lo correcto, o no suena bien, aun cuando parezca que está bien, lo más factible es que no lo sea».

Pero discusiones abiertas sobre el racismo, incomodan a la gente de tez blanca.

Conversaciones incomodas

 Al doctor Kendall Hamilton le aguardaba una conversación incomoda en su cita de las 2:00 PM; con un hombre que presentaba una lesión grave en la rodilla. Por sus notas, sabía que el hombre necesitaría cirugía y analgésicos.

Cuando habían pasado 20 minutos, y el paciente aun no había llegado, el medico pregunto a los entrenadores de atletas en su consultorio si se había cancelado la cita.

Ellos simplemente le dijeron «no se preocupe» recuerda el doctor Hamilton.

Pero siguió preocupado. Sentía la responsabilidad de garantizar que el paciente recibiera atención de manera puntual.

Después de muchas preguntas y respuestas vagas, el médico Hamilton se enteró de lo que ocurría. Cuando el paciente llegó al consultorio, revisó la tarjeta informativa del doctor Hamilton, misma que incluía su trayectoria y fotografía.

El paciente le dijo al entrenador atlético: «lo siento. Soy racista. No quiero que me atienda un médico negro».

A su vez el entrenador explicó que el doctor Hamilton es un cirujano altamente calificado en medicina ortopédica deportiva, su experiencia profesional incluía posiciones con los Houston Astros y NASA. Realizando hasta 600 cirugías al año.

Aun así, el paciente se negó a ser atendido y deseaba en cambio esperar para ver a uno de sus colegas de tez blanca.

El doctor Hamilton cree que sus colegas de tez blanca trataban de protegerlo contra la actitud racista del paciente porque no deseaban herir sus sentimientos. Y se sentían incomodos al hablar de ello.

«Nunca habían visto una manifestación racista como esa» relata.

Sin embargo, ignorar el asunto solo permite que el racismo pace desapercibido.

Dirigiéndose al personal, dijo: «No vamos a tolerar la discriminación. No vamos a aceptar prejuicios en ninguna de sus formas».

El doctor Hamilton contactó al liderazgo y a expertos legales de Spectrum Health para pedir aclaración sobre las políticas de la empresa que protege a los empleados de la discriminación.

Al paciente le dijeron que no podía escoger a su médico en función de su tez de piel. Y el hombre abandonó el consultorio.

El doctor Hamilton también procuró que el personal recibiera la capacitación adecuada para hacer frente a situaciones similares en un futuro.

A tres años de distancia, el doctor Hamilton relata «ahora sé que, si vuelvo a encontrar una situación como esa en un futuro, no tendré que buscar el apoyo necesario. Ya sé que nuestra organización intervendrá y se hará cargo».

«Falta mucho por hacer, no lo tomes a mal.  Pero ahora hemos tomado una postura»

Asechada en la tienda

Cuando la doctora Candace Smith-King, se viste de bata blanca y camina por los pasillos del Helen DeVos

Children’s Hospital, ella se siente respetada—como pediatra y vicepresidenta de asuntos académicos.

«Pero al minuto que dejo el hospital, el respeto desaparece» dice.

La doctora Smith-King, quien tiene cuatro hijos, estaba de compras recientemente en una tienda de la localidad buscando regalos para una fiesta de cumpleaños. Al caminar por los pasillos de la tienda con chucherías en la canastilla, se dio cuenta que la estaban siguiendo. Ciertamente, el personal de seguridad sospechaba que estaba robando.

«Me partió el alma» relata. «Pero no quise que se dieran cuenta (mis hijos) de que nos estaban siguiendo».

Situaciones como esta la hacen dudar sobre la percepción que la comunidad tiene sobre ella y otras mujeres afrodescendientes.

«¿A caso simplemente asumen que soy una mujer afrodescendiente con muchos niños que no puede mantenerlos?» se preguntó. «Porque siento que esos lentes (son con los que) retratan los medios de comunicación a las mujeres afrodescendientes».

Intenta mantener la calma, no solo por sus hijos, pero para evitar abonar al estereotipo de la “enojona mujer negra». Pero enmascarar las emociones solo agrava el estrés provocado por estereotipos y presunciones negativas.

«El estrés de tener siempre que sentir que represento a mi raza y a mi es pesado» dice. «La gente buena y gente mala viene en todas formas y colores. Sin embargo, todo lo negativo parece estar conectado a la gente afrodescendiente en tal forma que no ocurre con otra gente».

El estrés crónico afecta la salud. Un aumento a largo plazo de las hormonas del estrés, como el cortisol, está relacionado con una alta presión arterial, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares, así como problemas de salud mental como ansiedad y depresión.

Y la doctora Smith-King cree que el estrés causado por el racismo contribuye a las condiciones de salud que afectan de manera desproporcionada a la comunidad afrodescendiente.

«No hay código (médico) para el racismo, pero no me puedes decir que la alta presión arterial y el estrés crónico no son condiciones relacionadas con mi identidad de mujer afrodescendiente todos los días, hirviéndome la sangre a cada momento» dijo.

Esto solo intensifica cuando ocurren los incidentes traumáticos, tales como los asesinatos de Ahmaud Arbery en Georgia, Breonna Taylor en Kentucky y George Floyd en Minneapolis.

«Cada persona afrodescendiente se pregunta ¿cuándo seré yo?» dice la Dra. Smith-King. «¿Cuándo será mi hijo, mi hija, mi esposo?».

En el clamor por la muerte de Floyd, la diversidad observada en las marchas realizadas por todo el país, la doctora Smith-King ve que la conciencia en la población en general sobre la injusticia racial y la voluntad de buscar soluciones crecen.

En conversaciones con sus amistades de tez blanca, ella nota que sus amigos van atando cabos—desde el legado de la esclavitud, Jim Crow y la segregación a la guerra contra las drogas y la disparidad racial en el sistema de justicia penal—y cómo todo es resultado de la enfermedad del racismo sistémico.

«Es casi como despertar a la historia de nuestro país» dice.

¿Por qué fue la muerte de Floyd la que catalizó el cambio y no la muerte de otras personas antes que él? La doctora Smith-King cree que el momento pudo haber tenido una función. Con la pandemia del COVID-19, la desaceleración de la sociedad, permanecimos en casa junto con nuestros seres queridos para protegernos del virus desconocido y altamente contagioso.

«Supongo que la pandemia nos permitió sentir dolor» explica. «Permitió que la gente fuera vulnerable y se abriera».

La doctora Smith-King creció en Grand Rapids y tiene una amplia red de apoyo que incluye a sus padres, amistades y la comunidad en su iglesia. Pero ella entiende que puede ser difícil para profesionales de la medicina recién llegados al oeste de Michigan.

Como comunidad, indica, «tenemos que ser más inclusivos y diversos».

Diversidad en el sector salud

Los doctores afrodescendientes tienen baja representación en el campo de la medicina a nivel nacional. Esa comunidad suma el 13% de la población, pero solo el 5% de los médicos son afrodescendientes, según la Asociación Americana de Colegios Médicos (AAMC, por sus siglas en inglés).

El número de médicos afrodescendientes ha incrementado en años recientes, siendo mayoría las mujeres afrodescendientes, indicó la doctora Smith-King.

En 1978, la matrícula de estudiantes varones afrodescendientes era de 542 en las escuelas de medicina. Ese número cayó a 515 en 2014, según reporta la Asociación Americana de Colegios Médicos.

«En el 2020, solo suman 550» dice la doctora Smith-King.

Y con eso y todo, diversificar la fuerza laboral en el sector salud es imprescindible para generar confianza entre los pacientes, para resolver la disparidad racial y étnica y lograr una comunidad saludable en general, indicó la doctora Michiels.

«Hay gran evidencia que sostiene que una fuerza laboral diversa produce mejores resultados en la atención a la salud comparada con una fuerza laboral homogénea» dijo. “No solo resulta un producto mejor, sino que lo entrega también a menor costo».

Hankondo Sibalwa, un migrante proveniente de Zambia, trabajó alguna vez como auxiliar de enfermería en una clínica pediatría—el único varón afrodescendiente y profesional sanitario en el equipo.

Un día, la madre de un chico pidió que hablara con su adolescente también afrodescendiente, sobre la importancia de educación. Sibalwa aconsejó al joven que fuera a Grand Rapids Community College después de concluir su enseñanza media superior.

«Inténtalo. Igual y te gusta» dijo.

Unos años más tarde, Sibalwa se matriculó en GRCC, para convertirse en enfermero. Al caminar por la escuela un día, un joven lo abordó. Era el chico aquel a quien  Sibalwa alguna vez había dado consejo años atrás.

«Estoy aquí a sugerencia suya» dijo el joven.

Las palabras de Sibalwa tenían peso, en parte porque su paciente adolescente lo veía como modelo a seguir. Ese ejemplo por si solo subraya que la necesidad de la diversidad en la fuerza laboral del sector salud debe ser semejante a la diversidad en la comunidad, explicó.

«La historia del racismo en la medicina existe, las personas afrodescendientes no reciben un trato justo» dice la doctora Reneea (Constance) Jordan, una pediatra que concluyó su especialidad en el Helen DeVos Children’s Hospital.

Numerosas investigaciones han documentado el prejuicio racial en la medicina que afecta el tratamiento que recibe la gente de color, reporta la Academia Nacional de Medicina.

Cuando la doctora Jordan entra a una habitación del hospital para atender a un chico afrodescendiente, nota con frecuencia la sorpresa en los rostros de padres e hijos.

«Sus ojos se ilumina» dice. «En ocasiones he visto hasta lagrimas o grandes suspiros de alivio».

Puede verlos pensar «¿de verdad? ¿una doctora que luce como yo me va a atender?».

Ella comprende sus reacciones. En ocasiones, ella misma ha presenciado cuando las preocupaciones de los pacientes afrodescendientes son ignoradas por personal médico.

En la sala de emergencias, alguna vez vio a una madre que exigía respuesta sobre los síntomas de su hija, ser ignorada por otro miembro del equipo que la tildó de «enojona mujer negra».

Aun cuando la doctora Jordan atendió a la mujer y escuchó sus preocupaciones, el enojo de la mujer se convirtió en lágrimas.

Mientras la doctora Jordan discutía el problema médico en detalle con la madre, descubrió que su preocupación indicaba que el diagnóstico empeoraba. Hizo los arreglos para que se diera seguimiento con atención de especializada urgente que la niña necesitaba.

La doctora Jordan pudo conectarse con la mujer de manera tal que sus colegas de tez blanca no pudieron.

«Siendo justa, (la mamá) estaba un poco agitada» dijo la doctora Jordan. «Y la razón por la cual bajó la guardia fue porque luzco como ella».

Aun asi, dice, el incidente la dejo temblando, porque vio el resultado de prejuicios culturales.

«De alguna otra madre, hubieran dicho ‘esta frente al peor dia de su vida’. Hay más paciencia para trabajar en ese sentido» dice. «En ocasiones, pienso que las madres afrodescendientes son descalificadas».

El incidente dio resultados positivos.

La doctora Jordan contacto a la doctora Smith-King, quien al momento era directora del programa de residentes. Juntas presentaron el asunto a la doctora Michiels, codirectora del departamento de emergencias.

«Ella es fantástica, maravillosa» dice la doctora Jordan. «Fue la aliada perfecta. Ella preguntó ¿Cómo podemos lograr que la sala de emergencias se mas competente culturalmente?».

Reclutamiento y apoyo

La doctora Jeri Kessenich admite que crece el reconocimiento en el sector salud de diversificar el equipo médico—y el apoyo a otros doctores y profesionales de la salud de color.

Como directora de becarios en medicina del hospital pediátrico, particularmente le preocupa cómo afecta el racismo y las microagresiones a pasantes, residentes y becarios de especialidad. Escucha sus historias como médicos de las minorías que son menospreciados o ignorados, cuando pacientes y familiares piden ver a «un médico de verdad».

Agrega estrés adicional a lo que ya es un momento estresante para los nuevos médicos, ya que aprenden grandes cantidades de material académico, cómo relacionarse con los pacientes y cómo navegar por el sistema hospitalario.

Como doctora de tez blanca, ella ha aprendido que puede desempeñar un papel en prepararlos para el éxito. Ella señala a los pacientes y sus familias que los residentes son médicos y miembros respetados de sus equipos de atención.

Es importante enfatizar el mensaje «contamos con personas de diferente género, edades, razas y creencias culturales, y tenemos fe en todas ellas como miembros del equipo» dice.

Eso requerirá apertura genuina, comprensión y respeto del equipo médico—y no solamente cortesía superficial, indicó la doctora Lowery.

«Existe esa cultura a la que con frecuencia nos referimos como ‘West Michigan nice’ yo la llamaría de agresión pasiva a la Michigan del oeste» afirmó.

La doctora Kessenich cree que en la comunidad general la gente de tez blanca debe oponerse al racismo.

«Necesitamos hablar con firmeza sobre cómo ser anti-racista» dijo. «Podemos tener influencia sobre nuestra comunidad y como líderes de nuestras familias. Creo, que permanecer en silencio significa validar lo que está ocurriendo».

Grandes avances

En su cargo directivo, la doctora Smith-King es con frecuencia la única persona de color a la mesa de reuniones con otros líderes. Pero eso está cambiando, indica.

«En Spectrum Health se realizan muchos esfuerzos—y creo también que en otras instituciones en toda la nación—para apoyar a personas de color a diversificar (los liderazgos)» dice.

«Hay gente en la que puedo confiar que luce como yo, que pueden aconsejarme, lo que significa una bendición en esta institución que intenta marcar la diferencia».

La diversificación del liderazgo puede tener un impacto en toda la organización.

Erika Stevenson, asistente médica, recuerda una experiencia inquietante cuando trabajaba en una clínica del hospital.

Durante años, disfrutó de una relación cálida con los pacientes y sus familias, así como una buena relación con compañeros de trabajo. Pero después de que un médico la citó por ser “distante”, sintió que ser objeto de escrutinio intenso.

Dudó en decir con certeza que se debía al racismo. Pero ella no podía entender porque era constantemente criticada por cuestiones menores—asuntos que nunca fueron cuestionados con sus colegas de tez blanca.

«Sentía que estaba pisando agujas y alfileres todos los días» dijo. «Que nadie estaba de mi lado».

Compartir sus preocupaciones con dos doctoras afrodescendientes y tener su apoyo, fue de gran utilidad.

«Definitivamente me sentí más segura el contar con la presencia de las doctoras Lowery y Smith-King durante las conversaciones (con mi superior)» dijo Stevenson.

Stevenson, quien desde entonces aceptó una nueva posición en el departamento para la Medicina del Sueño, celebró la manera en la que Spectrum Health abordó el racismo el 19 de junio, día en el cual ocurrieron conversatorios sobre equidad e inclusión.

Ella consideró alentadores los debates abiertos sobre equidad y raza.

“Nuestra oficina anunció que las puertas estaban abiertas si alguno de nosotros tenía una preocupación de la que queríamos hablar”, dijo. «Creo que fue algo inusitado».

Para la doctora Lowery, el apoyo visible y las voces que emergieron en semanas recientes la hacen sentir «esperanza optimista»

«¿Podremos deshacernos del racismo de una vez por todas? No, somos seres humanos» dijo. «Pero podemos lograr una sociedad más integradora».

Lograr que esto ocurra, requiere compromiso con el cambio—y mantener los valores de la diversidad, equidad e inclusión como más alta prioridad, dijo el doctor Alejandro Quiroga, vicepresidente sénior de salud poblacional.

«Debemos estar atentos» dijo. «debemos hacernos recíprocamente responsables, de que consideramos este asunto importante y seguir trabajando en esto».