(Para Spectrum Health Beat)

Simplemente no existe una manera de endulzar el problema: Estados Unidos tiene un problema con la sal.

El 90 por ciento de los adultos en EEUU consume a diario más de la cantidad de sodio recomendada, con un consumo promedio por persona de 3,400 miligramos al día, o bien sobre el doble del límite recomendado de 1,500 miligramos, según la Asociación Estadounidense del Corazón (American Heart Association, en inglés).

Y eso que hablamos solo de los adultos.

Los menores de edad se apegan al límite en su porción de los 1,500 miligramos al día, ¿verdad?

Incluso las criaturas más adorables, esas de entre un año y tres de edad, cuatro de cada cinco niños consume hasta 2,000 miligramos de sal al día en promedio. Es incluso peor entre los niños del grupo entre 4 y 5 años de edad, donde casi el 90 por ciento de los niños consume 2,000 miligramos al día.

Evidentemente, tenemos un problema.

La dieta estadounidense está repleta de sabor, en buena medida gracias al sodio en sus muchas formas—sal de mar, sal de grano, sal de mesa, glutamato monosódico, carbonato de sodio, acetato de sodio, eritorbato de sodio, y demás.

Consumido en exceso, sin embargo, el sodio puede impactar negativamente a nuestra salud. Puede provocar un aumento en la presión arterial y hacer trabajar de más al corazón, incrementando así el riesgo a los accidentes cerebrovasculares y enfermedades del corazón.

De dónde proviene

En algún momento, seguramente usted ha oído a alguien decir que tire los saleros.
Porque la sal en exceso no es buena, ¿verdad?

Pero ahí está el detalle: Tan solo un 10 por ciento del sodio que comemos, proviene de los alimentos que comemos en casa o en la mesa. Una cantidad más alta, 25 por ciento, proviene de las salidas a comer.

Un enorme 65 por ciento del sodio en nuestras dietas puede ser rastreado al consumo de alimentos procesados. La Asociación Estadounidense del Corazón tiene una infografía útil, Los seis salados, que explica estas fuentes de sodio.

¿Sabía usted que por cada 1,000 calorías que consume en su restaurant tradicional—esta cantidad contenida en tan solo una entrada o platillo—está consumiendo usted en promedio, casi 2,090 miligramos de sal? Le podría sorprender saber que esto es incluso más alto que en los muchos paquetes de alimentos en restaurantes de comida rápida.

Esto no significa que la sal brinde solo desventajas.

No hay duda alguna que la sal ayuda a pronunciar los sabores naturales en nuestra comida, y además ayuda a que las frutas y verduras abran los poros, permitiendo que el sumo natural emerja para enriquecer los sabores en un platillo. Esta es una propiedad increíble que puede marcar la diferencia, pero solo cuando la sal se utiliza de manera adecuada.

Incluso cuando disfrutemos una pisca de sangre gorda al saltear o endulzar, también debemos acudir a la Madre Naturaleza por sus alternativas para sazonar con métodos libres de sodio.

Cítricos, especias, yerbas, vinos, ingredientes frescos y una creciente variedad de mezclas de vinagre también son alternativas saludables.

Empiece de a poco

Créalo o no, usted puede obtener sus pistas para descubrir qué alimentos tienen más sal de la industria que manufactura alimentos.

Muchas compañías han trabajado gradualmente en reducir la cantidad de sodio en las ofertas de supermercado. En un foro de bienes de consumo ha reportado que cada 3 de 4 compañías que se encuestaron, han tomado los pasos necesarios para reducir la cantidad de sal y azúcar en más de 180,000 productos en el 2016. Esto es mucho más que los   84,000 productos del año anterior.

La iniciativa para la reducción del consumo de la sal propuesta en la Ciudad de Nueva York, ha inspirado a muchos otros esfuerzos, con un objetivo final de reducir el consumo de sal hasta por un 20 por ciento. Según estudios de investigación de consumidores, la mayoría de los consumidores ni siquiera notan cuando sus alimentos tienen 20 por ciento menos sal.

¿Ha notado una diferencia en su sopa, pan, botanas o cereal? Las cantidades aún son altas, pero poco a poco la industria está marcando la diferencia.

Ante todo esto, usted aún puede implementar pequeños pasos para reducir la sal de su dieta:

  • Explore el mundo de las yerbas y especias. Al añadir especias secas y duras al principio de la preparación de su platillo—al caramelizar la cebolla en aceite, por ejemplo—usted puede garantizar una explosión de sabor más grande. Cuando le sea posible, muela su propia pimienta, cilantro, o nuez moscada. Usted va a notar una placentera explosión de sabor. Como beneficio adicional, considere que sus especias duraran más tiempo. Usted puede utilizar su molinillo de café para que le sea más fácil.
  • Comience con productos bajos en sodio. Elija alimentos envasados que sean libre de sodio o bajos en contenido. Remoje sus frijoles. Opte por consomé sin sal en vez de uno alto en sodio.
  • Cocine con sal gorda o de mar. Clorito de sodio, el compuesto químico que da forma a la sal, contiene la misma cantidad de sodio, gramo por gramo—no importa la forma que tenga. Pero al comparar el peso del volumen es diferente. Una cucharadita de sal gorda, puede contener casi la mitad de la misma cantidad pero de sal molida, simplemente porque el grano es más grande. Dicho sea de paso, no toda la sal de mar o tipo Kosher es más baja en sodio.
  • Añada un chorrito de acidez. En vez de salar “para dar sabor” y darle el toque final a su platillo solo con sal, explore otras opciones como fuentes cítricas y frescas, vinagre, o un ramillete de yerbas recién picadas.